En el contexto de un mundo en continuo cambio ha nacido el término «obsolescencia empresarial». En el artículo de hoy explicaremos en qué consiste y cuáles son los principales retos a abordar a la hora de hacer frente a dicha obsolescencia.
¿Qué es la obsolescencia empresarial?
El término «obsolescencia» hace referencia a la caída en desuso de los recursos materiales de una empresa provocada por una disminución en el desempeño de sus funciones en comparación con otros recursos nuevos semejantes que aparecen en el mercado.
A raíz de este término ha surgido una definición para aquellas prácticas que reducen intencionadamente el tiempo de vida útil de dichos recursos, y se conoce por el nombre de «obsolescencia programada» u «obsolescencia planificada».
Ante este reto de las empresas para mantenerse en un continuo proceso de actualización, las tecnologías avanzan a gran velocidad y es clave disponer de las herramientas necesarias. Pero tanto o más importante es conseguir mantener un equipo humano a la altura, capaz de dirigir el rumbo de la empresa hacia buen puerto.
De este último punto nace otra necesidad, clave a la hora de hacer frente a dicha obsolescencia empresarial, y se trata de la necesidad de crear estrategias de reciclaje y reinvención que estén alineadas con el conjunto de recursos de la entidad, procesos de transformación que pueden terminar siendo claves a la hora de mantener a flote la empresa a medio y largo plazo.
¿Qué retos nos encontraremos a la hora de hacer frente a la obsolescencia empresarial?
Las nuevas tecnologías han supuesto un gran punto de inflexión para la empresa. Son innumerables los beneficios que una buena estrategia de transformación digital tiene tanto la empresa como para sus recursos clave, los recursos humanos. Sin embargo, también existen algunas desventajas a la hora de implementar dichas tecnologías en la empresa.
En primer lugar nos encontramos con el problema económico. Es cierto que la recuperación de la inversión normalmente abarca períodos relativamente cortos, no obstante, es sabido que la incorporación de dichas tecnologías supone en la mayor parte de los casos de desembolsar una gran inversión inicial.
Otra de las desventajas que nos encontramos en una gran parte de los casos es la dependencia a factores externos, como puede ser el caso de internet. Una gran dependencia de este recurso nos puede acarrear problemáticas graves en el momento que existen fallos relacionados con el mismo. No obstante, no debemos tener miedo de esta dependencia, sólo debemos tenerla muy presente a la hora de minimizar su impacto en nuestro producto/servicio.
Y cómo no, otra de las dificultades que nos encontraremos estará relacionada con el tiempo de formación que necesitarán los empleados. Así es, tan importante es disponer de las herramientas adecuadas como de atribuir a la plantilla de los conocimientos y capacidades necesarias para sacarle el máximo rendimiento.
En forma de conclusión nos gustaría hacer ver que a pesar de que existen una infinidad de alternativas a la hora de hacer frente a la obsolescencia de una empresa, no se trata de abordar todas a la vez. Si tienes una empresa no esperes un segundo más, haz un análisis de la situación en la que se encuentra tu empresa y da un primer paso. Por muy pequeño que sea verás resultados en un período de tiempo muy reducido. La actitud y la constancia son dos de los principales valores que te ayudarán a salir de dicho camino hacia la obsolescencia programada.
Y por último, si crees que este proceso te supera, no dudes en contactar con un profesional. El equipo de Sigma estamos aquí a tu disposición para ayudarte en todo lo que necesites.